¿Te suena la economía circular? Es un concepto amplio, que abarca muchos aspectos. Uno de los objetivos es conseguir imitar los procesos de la propia naturaleza, donde nada es residuo y todo sirve para crear algo nuevo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el papel. Tú lo depositas en los contenedores azules, se traslada a una papelera, se recicla y da vida a un nuevo papel o cartón. Es decir, sigue un proceso circular. ¿El mundo de las ventanas es ajeno a ello? Nada más lejos: el PVC, por ejemplo, es un material 100% reciclable. Pero es que, además, se genera menos CO2 en su fabricación y reduce las emisiones de los hogares cuando se instala en forma de ventanas. ¡Una maravilla!
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¿Por qué el PVC se puede considerar un material ecológico?
Básicamente por el impacto que tiene en el medio ambiente. Tal y como explican en este artículo, el PVC «puede aguantar hasta 100 años, no se oxida y no se corroe», o lo que es lo mismo: su vida útil es bastante larga y genera menos residuos que otros materiales como la madera (que no deja de ser un material natural, ojo). La limpieza de las ventanas de PVC es realmente sencilla y no es preciso recurrir a químicos ni productos altamente contaminantes.
Por otro lado, en la balanza de puntos a favor del PVC también figuran sus increíbles capacidades aislantes, tanto en términos de energía como de acústica. ¿Un ejemplo perfecto de esto último que te contamos? Las ventanas de este hotel en Zaragoza.
Otro dato bastante relevante llega desde el proyecto Vinylplus, una iniciativa voluntaria a nivel europeo para hacer mucho más sostenible la industria del PVC en el viejo continente. A falta de hacer el balance de 2020, en 2019 certificaron un total de 771.313 toneladas de este material reciclado.
¿Y cómo se recicla una ventana de PVC?
Buenísima pregunta. Para responderla hemos recurrido a ASOVEN, la Asociación de ventanas de PVC de España. Lo primero que aclaran, tal y como hemos venido diciendo a lo largo del artículo, es que «la ventana de PVC es un producto 100% reciclable». Para conseguirlo existen más de una treintena de plantas especializadas en nuestro país. El proceso para que una vieja ventana pueda dar vida a una nueva (generando esa circularidad que pretendemos) lo han resumido en seis puntos:
- Es preciso recoger los perfiles de PVC usados. Generalmente es un trabajo de las empresas especializadas. En Cerramientos Integrales nos llevamos las viejas ventajas para asegurarnos que su destino es un reciclaje adecuado.
- Una vez aterrizan en las plantas correspondientes «se les proporciona un tratamiento para que pueda ser utilizado otra vez sin pérdida de propiedades», confirman desde ASOVEN.
- Gracias a unos ‘molinos’ especiales se trituran todos los componentes de la ventana vieja.
- Como en todo proceso de reciclaje, es casi imprescindible hacer una separación de los restos. Gracias a uno potentes imanes se pueden separar los materiales ferrosos del resto.
- Toca «clasificar y separar el PVC, juntas y vidrios mediante procesos repetidos de caída libre». El propio peso hace que se agrupen en grupos específicos para que, al final, se pueda obtener el PVC por separado.
- Último paso. «Mediante un sistema fotoeléctrico se clasifica el PVC por colores y se inicia el nuevo ciclo», confirman. El material resultante ya es posible utilizarlo -sin ningún tratamiento previo- para fabricar nuevos perfiles (recuerda, es lo que coloquialmente se conoce como el marco de la ventana).
¿Conclusión? La popularidad de las ventanas de PVC no nace de la nada. A sus excelentes propiedades en el terreno de la eficiencia doméstica se suma el poderío que le otorga ser un material 100% reciclable, un aspecto que en pleno siglo XXI ya no se puede pasar por alto cuando se toman decisiones de consumo.