Solo las echas de menos cuando no están. Si alguna vez has viajado al extranjero, posiblemente ya te hueles por dónde vamos. Te hablamos de las persianas, un elemento que sigue cumpliendo años con una particularidad única: solo los españoles las apreciamos. En el resto de Europa (y el mundo), su utilización es prácticamente una anécdota. Lo impresionante es que todavía podemos subir la apuesta: a pesar de que ganamos por goleada en horas de sol anuales, los extranjeros no dejan de sorprenderse al comprobar que podemos vivir con las persianas bajadas casi sin pestañear. Como si quisiéramos vivir cual vampiro.
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¿Por qué no hay persianas fuera de España?
«Una vivienda española no se entiende sin persianas, aunque sean las de cuerdecilla de tu abuela la del pueblo», aseguran con cierto toque de humor desde POA Estudio. Puede que la presencia de las persianas en nuestro país tenga cierto toque histórico-cultural, pero lo que es cierto es que en otros países, Bélgica ponen de ejemplo en el artículo que compartimos, no resulta asombroso encontrar una casa completamente a la vista del exterior. De hecho, es lo habitual. «Nosotros, aunque tengamos un carácter más abierto y sociabilicemos mejor que nuestros vecinos del norte lo solemos hacer mas de puertas para afuera, en la calle», explican.
Algunas conclusiones, que han encontrado cierto consenso, detallan que el amor por las persianas tiene mucho que ver, efectivamente, con la historia y la cultura:
- Es un elemento propio de los países más cálidos.
- Una de las herencias de la cultura árabe hace que los españoles disfrutemos más del hogar hacia dentro, no nos gusta abrirla al exterior y sentirnos vigilados. Nada de que terceros ojos nos puedan ver salir de la ducha.
- Nuestra casa es algo así como el templo donde refugiarnos, si queremos socializar entendemos que debe ser en la calle.
También la eficiencia energética tiene mucho que ver
Dejando a un lado los rasgos más culturales, lo cierto es que la cantidad de horas de sol que recibimos en suelo español también explica -en cierto modo- la existencia de las persianas tal y como se conocen hoy en día. Arquitectónicamente hablando, en nuestro país hay muchas casas que no pueden apostar todo el aislamiento (en función de su orientación) al poder de unas simples cortinas, por ejemplo.
Por otro lado, es indiscutible que las persianas son una herramienta de primer orden para controlar el caudal de luz que entra por las ventanas. Eso, entre otras cosas, contribuye de forma crucial a que podamos dormir correctamente, manteniendo alejada la luz cuando es necesario y ahora incluso con la voz, con las persianas domóticas. Otro punto muy a su favor es la eficiencia energética: existen cálculos que aseguran que la capacidad de aislamiento puede aumentar hasta un 55% cuando se baja la persiana. Incluso en los populares edificios de consumo casi nulo, la persiana evita problemas de sobrecalentamiento.
Y aunque pase el tiempo, y a los extranjeros les siga pareciendo poco menos que un sacrilegio, las persianas también complementan a la perfección la seguridad de un hogar, dotándolo incluso de la personalidad que más te guste. «Una persiana motorizada aporta una solución funcional a nuestro hogar y es capaz de imprimir ese carácter de personalización en el diseño de tu nueva puerta o ventana», nos cuentan desde HOCO.
Recuerda que en Cerramientos Integrales, cuando cambiamos tus ventanas, también nos ocupamos de las persianas, por supuesto. Y no tenemos ninguna duda a la hora de hacer la recomendación estrella: ponerlas automatizadas.